Belén no pudo pegar ojo la noche anterior.
Hoy es el día en el que se acaba su contrato en prácticas y su manager le ha dicho que vaya a primera hora a su despacho para hablar con ella.
Está muy nerviosa porque no sabe qué va a pasar.
Por un lado todos están encantados con ella y la tratan como a una más. Cualquiera diría que lleva allí toda la vida, pero nadie le ha dicho nada de su futuro y ella tampoco ha querido preguntar porque le resultaba violento.
En esa misma mañana, se acerca al despacho de su manager y le da la noticia.
—Toma, Belén. Este es tu nuevo contrato. ¡Enhorabuena!
—¿En serio? ¡No me lo creo! Grac…
De repente entraron todos sus compañeros de equipo en el despacho con una tarta coronada con la frase “¡Bienvenida a bordo!”.
Se le saltaron las lágrimas.
Lo sabían todos en la oficina, pero nadie quiso decirle nada para darle la sorpresa.
En solo 6 meses no solo se había vuelto una más del equipo, sino que se había hecho con hueco en el corazón de sus compañeros. Fue Belén quien les enseñó la ciudad a los estadounidenses y la que ayudaba en todo lo posible a los demás en prácticas -a pesar de ser ella una más-.
Después de que se retiraran los compañeros siguieron con los formalismos del contrato y le explicó su nueva situación.
—Durante estos meses te vas a seguir formando para ser la responsable de los clientes más importantes. Ya que eres de aquí, te manejas muy bien en ambos idiomas y tienes un don para la gente. Para mí, eres una líder perfecta. Mira la fiesta que te han montado tus compañeros…
—¡Claro! Lo que haga falta.
—Y eso significa que vas a tener que formar a un equipo nuevo. Ten en cuenta que varios de tus compañeros vuelven a Nueva York en 6 meses cuando esta sede esté asentada.
—Qué pena despedirme de ellos…
—No te preocupes. Nos veremos en las convenciones anuales. Viaje a Nueva York pagado por la empresa, je, je, je.
»Pero bueno, a lo que vamos. Ahora necesitamos todavía más gente nueva y me gustaría saber si conoces a alguien de confianza que creas que encaja bien por aquí para que haga las mismas prácticas que tú. Hay 2 vacantes.
—Quizás podría encajar alguien del máster, pero tengo una amiga que ya tiene experiencia en el sector y es buena. Lo que pasa es que igual ya tiene trabajo, tendría que hablar con ella.
—Claro. Sin problemas. Hasta la semana que viene no empezamos el proceso de selección. Ya me vas diciendo. ¡Y enhorabuena de nuevo!
Belén ni se lo creía.
Llamó corriendo a su madre para contárselo casi llorando de la emoción. Después, le mandó un Whatsapp a Sara para conocer su situación.
Le comentó que seguía buscando trabajo y quedaron para tomar un café en la cafetería de siempre después del trabajo.
—Ante todo… ¡Enhorabuena! Veo que después de tanto trabajo has conseguido un puestazo. Qué suerte…
—A ver, suerte como tal no. ¡Que me lo he currado muchísimo! El máster mientras trabajaba aquí, todas las entrevistas que he hecho, 6 meses de prácticas dándolo todo… no me lo han regalado y lo sabes.
—Ya, ya. Perdona. No quería ofenderte.
—¡Que era broma! Antes estas bromas las pillabas al vuelo y nos reíamos. Sé que eres así y lo dices sin maldad.
—Je, je, je. Es verdad. Es que llevo unos meses últimamente que no me aguanto ni yo. No te voy a mentir.
—¿Por qué?
—Pues porque me he llevado una buena dosis de realidad. Salí de la universidad con trabajo, me creía que me iba a comer el mundo y solo era una niña de mamá.
»Durante estos meses he estado tirando de contactos y nada. Hace poco empecé a enviar currículums y justo lo que decías: inglés, máster, herramientas digitales, más experiencia…
—Me gustaría decirte que “te lo dije”, pero no soy así. La realidad es que apenas tienes 24 años y todavía te queda mucho por delante. Más quisieran muchos aprender eso a tiempo. Cada cual a su ritmo.
»Además, lo que te voy a proponer hoy quizás te ayude a verlo todo de otro modo.
—¡Es verdad! ¿Qué es?
—Pues que la semana que viene salen unas prácticas nuevas en mi empresa durante 6 meses. Las mismas que hice yo.
—¿Pero tú crees que me aceptarán?
—Bueno, eso depende de ti. Los requisitos indispensables son saber inglés y si quieres que te contraten en un futuro tienes que tener el máster acabado al acabar las prácticas. Si te manejas con las herramientas es un plus, pero allí te enseñan.
—No sé yo…
—¿Por qué?
—Porque no tengo título de inglés y no estoy en ningún máster ni nada. Debería haber hecho algo más estos meses.
—Mira, hagamos una cosa.
»Yo te voy a recomendar y tú vas a hacer la entrevista. No prometo nada porque no depende de mí. Lo que sí que te pido es que te pongas esta semana a hablar en inglés, hasta con tu perro si hace falta, porque te la harán en inglés y sé que no se te daba mal, solo lo tienes oxidado. Y el máster son 4 meses, así que te da tiempo antes de acabar las prácticas. Pero ponte las pilas, allí valoran mucho la actitud.
—Vale. Te lo prometo. Muchas gracias, de verdad… ¡Qué Buena Suerte el tenerte como amiga!
Ambas siguieron charlando un rato más e incluso fueron a bailar juntas a ese local al que iban cada jueves con sus amigos de la universidad.
Se despidieron y quedaron en verse el día de la entrevista en la puerta de la oficina.
Belén se fue a casa doblemente feliz: por haber conseguido un trabajo incluso mejor del soñado y por haber compartido su Buena Suerte con un buena amiga.
Sara también volvió feliz y entró corriendo por la puerta a darle la buena noticia a su madre prometiéndole que todo iba a cambiar -en inglés, claro-.
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